domingo, 17 de agosto de 2014

TERROR: El relato de la muñeca


En la vida todos debemos pagar un sacrificio, para obtener algo que deseamos ya sea positivo o negativo. Todo tiene un precio, hasta las personas mismas es una ley universal.

Las grandes ciudades albergan toda clase de soñadores, aquellos que se mudan a ellas con la esperanza de una mejor vida, llegar a ser “alguien en la vida”; también están los que viven ahí desde nacimiento y están acostumbrados a cierto tipo de vida y quienes en el fondo también sueñan con mejores cosas.

Durante muchos años siempre desee una vida llena de lujos y comodidades, ya que al haber nacido en el seno de una familia pobre y sin muchas esperanzas, soñaba con lo que al parecer o según las palabras de mi madre, nunca podría tener. Estaba destinada a ser nadie, una diminuta existencia más en este asqueroso plano existencial.

Mi madre nunca fue una mujer dulce con sus hijos, siempre estuvo llena de rencores, y malos deseos para el prójimo, ya que tuvo que renunciar a muchas cosas por amor a un hombre que jamás la vio como lo suficiente para él, y la dejo en una casa a punto del derrumbe con 3 niños. El alcohol fue durante toda su vida su único amante, el único que no la abandono sin embargo lo único de lo que me sentí satisfecha era del hecho de que para mi madre más que su hija era su muñeca preferida, siempre me vestía como una y así me presumía ante sus amigos o amores de unas noches.

Mis dos hermanos mayores en cuanto tuvieron la edad nos abandonaron, ya que dada la preferencia que tenía mi madre por mí ellos me odiaban. A la edad de 11 solo éramos mi madre y yo, quien nunca se dio cuenta en lo que en realidad era. Un verdadero juguete.
Jamás vi la realidad, yo solo lo hacía por complacerla nunca le vi la maldad ni el provecho que ella le sacaba, yo siempre he amado a mi madre por eso fui capaz de soportar ese dolor y la humillación que sentía. Una noche como cualquier otra uno de los amores de mama llego puntual a la casa, para esto ella me puso un vestido rosa con un gran moño y un maquillaje muy exagerado para una niña, me puso en la habitación que era de mis hermanos, me sentó en la cama.

Aquel hombre la saludo y le expreso lo ansioso que estaba por poder lugar conmigo, la verdad hasta este punto todo era más que rutinario, el entro al acuarto y me observo con mucho deseo sabía lo que quería como habrá de lograrlo, estaba consciente que para su obtener el placer buscado habrá de sacrificar la inocencia de una niña, aunque él no era el primero, ese fue mi padre antes de abandonarnos. 

El hombre prosiguió con su tan deseado objetivo, pero para su sorpresa yo no opuse ninguna resistencia estaba asombrado por lo que me observo y dijo:
- ¿Por qué dejas que te haga esto? ¿tanto amas a tu madre, como para dejar que extraños entren a tu infantil cuerpo? – pregunto con un tono de sátira 
- Si – dije tímida – mi madre es todo lo que tengo y por hacerla feliz, yo soportare lo quesea 
- Jajaja que niña más estúpida –se reincorporo - ¡esa perra no ama a nadie ni así misma! El día que dejes de serle útil te botara 
Aquellas palabras fueron como un balde de agua fría, sabía que mentía, que mi madre en realidad me amaba y que yo era la muñeca que ella siempre había soñado. 

Pasaron los días y nosotras seguimos con ese extraño juego, a veces mi madre me tomaba fotos sin mucha ropa, para subirlas al internet no entendía para que o cuando venían sus amigos nos grababa; decía que con eso vendrían mas a jugar conmigo. Aquello sonaba bien, tendría más amigos pensé, ideales tontos de una niña.

Aun con las palabras de aquel hombre atoradas en mi mente, decidí saciar la curiosidad que me mataba por dentro y le pregunte:
- Mami, ¿tú me amas verdad?
- ¿de qué hablas niña? – me volteo a ver con incredulidad- ¿a caso no te has visto? 
- ¿de qué hablas, mami?
- Niña quien podría amarte siendo lo que eres, es decir, tu solo eres una muñeca que me ayuda a hacerme de dinero, solo eres el medio, nada más.

Aquellas palabras me destruyeron por completo, nunca pensé que de verdad mi madre me viera como un objeto de placer para extraños, siempre creí que me decía eso de cariño. Lo único que pudo darme, jamás me lo dio. 

Sin que ella pudiese evitarlo, el gran amor que sentía por ella se transformo en odio, para poder obtener lo que deseaba sacrifico mi cuerpo y mi amor, era un gran precio por tan poco como sus absurdas adiciones, seguí con su absurdo juego durante varios años más, en lo que secretamente fui guardando dinero, para poder obtener lo que quería; mi libertad lejos de cualquiera que pudiera dañarme. 

- Bueno mi pequeña, han pasado 9 años desde entonces – decía mientras seguía remendando con suma alegría 
- Así es, ha sido un camino difícil, pero al final conseguí lo que quería 
- Pero el precio que tuviste que pagar fue muy alto – me dijo, observándome con incredulidad 
- No importa, cada quien obtuvo lo que se merecía…

Antes de terminar la frase, el señor Borchgrevink me entrego una muñeca
- ¡Vaya! Qué bien luce, parece muy real y además es hermosa, no se ve como mi madre – dije acariciando su suave cabellera.
- Bueno, me dijiste que en el fondo tu madre quería ser tan hermosa como una muñeca, así que bueno hicimos su sueño realidad. 
- Quién diría que con piel y su corazón se podría hacer tanto; ¿cómo es eso posible?

El señor Borchgrevink me observo con cariño ya que, esta ciudad es famosa por aquella tienda donde ayudan a las personas a realizar sus sueños. Y el precio que se tiene que pagar no está alto, solo una vida. 

Continuara...